miércoles, 14 de noviembre de 2007

Otro día sin ti




Cada día es la misma rutina, el día rompe a gritos, los gritos de un infernal despertador, asesinando a sangre fría mis sueños compartidos en tu noche, amanezco en compañía de la certeza de tu ausencia, , siempre supone un pequeño shock recuperar la conciencia... Luego salgo despacito de la cama, casi a hurtadillas, intento no despertar la frialdad que habita de alquiler en tu lado que sigue sin apenas deshacer, como de incógnito; algún día espero reunir el suficiente valor como para preguntarle por la duración de su contrato; aún no he encontrado la indirecta adecuada.

Llego a rastras al cuarto de baño, con las dos manos me aferro a la pila del lavabo y empiezo a incorporarme; tu cepillo de dientes olvidado en mi vaso me recibe irónico preguntando por su dueño, disfrutando de su periodo vacacional indefinido, no tengo fuerzas para replicarle..., al contacto del agua mi cara se siente sumergida en un barreño de ácido preñado de alfileres de diversos tamaños, el espejo me devuelve sombras transparentes por todo reflejo, no me atrevo a mirarlo fijamente, hace mucho que sospecho que no es un espejo, que sólo es un negro agujero camuflado de cristal.

Recorro los tres kilómetros de distancia hasta la cocina en segundos, sale a mi encuentro un tarro caducado de mermelada de naranja amarga a medio vaciar, me pregunta melancólico por tus tabletas de chocolate negro, sin ellas no es nada, se lamenta de ser la mitad de algo que no tiene mitad, por suerte el aullido de dolor de la cafetera ahoga mis respuestas, finjo hablarle, pero sólo muevo los labios, con eso es suficiente.

Selecciono desganado mis máscaras, necesito ir de compras, ya casi no me queda ninguna convincente para ponerme, la mayoría me quedaron pequeñas, otras, de tan desgastadas, ya no son creíbles, en el proceso la luz ha ido invadiendo la casa, infiltrándose por las rendijas de las persianas, dejando al descubierto las manchas de soledad de las paredes, dejando el suelo como un campo minado de sol.

Lentamente empiezo al fin a mover el pestillo de la puerta de la calle, la presión del aire exterior es incontenible, coordino mis movimientos y salto hacia un lado mientras la pesada madera describe un arco de 270 grados en milésimas, oculto detrás de mis gafas oscuras llamo al ascensor...
me dispongo a iniciar otro día sin ti.

1 comentario:

A lo largo de todo el espectro cibernético..... dijo...

Otro día más....sintiendo el sabor a plástico del transcurrir de esos momentos sin el ser a quien amamos,...durmiendo con un fantasma que ni siquiera se digna a deshacer su parte de la cama...un día más para seguir...pero tras esa puerta, ensañándose, nos recibe al regresar también.
Por qué razón deseamos seguir "sin", cuando ese fantasma es el que nos hace latir??? y las ansias se aumentan, el doble que sus ausencias...o más.
Cuántas preguntas sin respuesta!
Y cuanto amor que habita esperando ser descubierto,desapercibido,torturándonos!!!!...

Te dejo un abrazo, tropieza en él, te arropará...
MAría.


P.S.: Gracias por tu visita a mis líneas....un placer contar contigo.