viernes, 26 de octubre de 2007

Mi Querida Directora


Esta mañana me ha vuelto a llamar a su despacho, revisión del balance mensual decía, absurdo, nada ha podido cambiar desde ayer por la tarde, sabe que enfermo cada vez que cruzo esa puerta, disfruta de mi excitación, saborea la sensación de poder que le confiere su cargo,

Siempre empiezo a mirarla de abajo a arriba, supone un esfuerzo denodado pasar de las medias, eternamente negras, nota cómo la desnudo con la mirada, cómo atravieso su ropa sin esfuerzo, hasta leer la etiqueta de sus encajes, un día de estos debería ir con las gafas de sol puestas, aún no domino bien el arte de mentir con los ojos, siempre me espera de pie, pone los brazos en jarras antes de sentarse, luego me ofrece asiento lo más formalmente posible, con voz neutra, se sienta ella misma , se deja caer contra el enorme respaldo de su enorme sillón giratorio y apoya los codos en su carísima mesa , con el pulgar y el índice de su mano izquierda empieza a acariciar su anillo de casada, lentamente, buscando reflejar la luz, escribiendo un mensaje lumínico cifrado; el aire permanentemente ionizado con su perfume empieza a narcotizarme.

He aprendido a desdoblar mi mente, recito como una autómata las cifras y frases preparadas escritas en mis papeles mientras me imagino detrás de ella. subiendo lentamente su falda con las dos manos, mordiendo su cuello con suave rabia contenida, obligándola a sentir los balanceos breves y pausados de mi pelvis, retiro mi mano derecha y empiezo a desabrochar su blusa de Prada...

Vuelvo al balance, trato de ignorar la terrible presión que noto por efecto de mis pantalones, las piernas se me cruzan solas de forma instintiva. Me parece sentir su humedad en las yemas de los dedos al pasar página

Le encanta que me pierda en mis explicaciones, pillarme distraído, no le cabe la menor sombra de duda sobre lo que estoy pensando, escruta mi cara y a la menor señal de vacilación me pregunta algo sin sentido a bocajarro, interrumpiendo, dejando bien claro quién manda, algunas preguntas mi imaginación las oye tres octavas más graves, cambiaría en trueque años de mi vida por segundos oyendo esa voz transformada, retumbando en mi cabeza, entregándome en propiedad a la locura. Ver sus labios dibujando en el aire cada palabra sólo para mi

Me despide fríamente, las partidas de exportación no están claras, trabaja sobre eso por favor, a ver si mañana puede estar todo terminado, no necesita añadir “es una orden”, se inclina sobre sus papeles, la reunión ha terminado, lucho con mi otro yo por el autocontrol.

_Por cierto no lleves el móvil en el bolsillo , dicen que es malo para la salud...
Palidezco un instante, sabe perfectamente que todos los becarios dejamos el móvil encima de nuestra mesa cuando acudimos a una reunión con algún directivo, sabe que sé que lo sabe, oculto mi cintura con los papeles con un acto reflejo,
_Gracias Eva, lo tendré en cuenta, me sorprendo del aplomo de mi voz
No le falta razón, es malo para la salud, seguro.

Besitos de Trabajador.

1 comentario:

Iván dijo...

Muy buen relato. Se capta perfectamente la tensión sexual entre ambos. Como dos adolescentes que no se atreven a dirigirse la palabra...
Solo una crítica:le haría falta algún punto y seguido. La lectura se hace algo atropellada.
un saludo!