domingo, 28 de octubre de 2007

Bésame Mucho

Martha es feliz .Sí, feliz, como lo habéis leído. Mientras yo asisto a citas a ciegas esperando lo mejor, Martha levita y sobrevuela la tierra. La causa de tanta felicidad es algo que no quiere desvelar, pero, desde hace semanas recibe todos los miércoles un ramo de rosas. Llega todos los días a la oficina cantando con voz suave y melosa. Saluda con una sonrisa de anuncio y recorre pasillos y escaleras a ritmo de vals. Las reacciones entre los compañeros han sido dispares. Ellos, reacios, a manifestaciones sensibleras, se preguntan que chalado puede osar a recorrer un camino inverso al de ellos, y se preocupan, no vaya a extenderse la moda. Ellas, curiosas, se agolpan morbosas en torno a Martha, intentando disuadirla para que confiese el nombre del emisor. Pero todas nosotras hemos sido invadidas por el virus de la envidia. Un admirador, un amante, un amor, un novio, un lío, nos preguntamos, y cualquiera de esas etiquetas estaríamos dispuestas a colocar sobre nuestro pecho.
Y mientras todo sucede, Martha sonríe, con aquellos ojitos picaros de placidez, se transporta en su nube rosa de felicidad. Personalmente la situación me atrae, y me ha desvelado un gran secreto.
Al azar, como os he dicho en otras muchas ocasiones, se me presentó la respuesta a la pregunta que todo hombre se hace: ¿Cómo, diablos, hacer feliz a una mujer?
La complejidad con que el género masculino pretende etiquetarnos, se puede resolver con un ramo de flores. Todas las trabajadoras hubiésemos levitado de la misma manera que Martha si hubiésemos sido las destinatarias de las rosas rojas.
¿Sabéis lo peor ?que a no ser que me envié a mi misma un ramo, yo seguiré asistiendo a esas cenas de los jueves para singles, seguiré sin recibir un ramo de rosas rojas de un amor, y las citas a ciegas cada vez estarán más espaciadas debido a lo frustrante que se han vuelto.
En mi mente comienza a parecer el cartel rojo de: Solterona.
Y aún así en el océano de mi corazón, ya no hay mares salados de lágrimas que en otras horas vertieron los Ángeles, y en la llanura de mi alma, ya no hay empatía con la trilogía del desaliento, el desosiego y el desanimo, y en mi cuerpo sólo navegan feromonas, serotonina y óvulos. Sí. ¡Óvulos! Habéis leído muy bien. Y no me he vuelto loca, quizás, porque sabéis que siempre he estado loca. Al final, el final, es la fusión. Por todos estos motivos si quieres hacer feliz a una mujer ahí van algunas claves:

· Envíale flores al trabajo con una tarjeta anónima.
· Préstale tu suéter en cuanto la temperatura enfríe un poco.
· Cobíjala bajo tu cazadora, tu paraguas, tu gorro, para que su pelo no se rice por la lluvia.
· Cómprale golosinas e introdúcelas en su abrigo.
· Secuéstrala una vez al menos al mes.
· Prepárale un baño con velas y música, y cubre la cama con pétalos de flores.
· Corre tras ella , tras su coche, tras el autobús, búscala desesperadamente
· Manda que le den una serenata en su calle..
· Grábale un CD con música romántica y personal.
· Llévala a una isla romántica.


Besos de Loca.

Lo más IN en la Ciudad es las Vinotecas High-Tech.
La Recomendación de la Semana es: si vas a secuestrar a tu chica, puedes elegir entre Lisboa (Alcantara Café está bien ), Copenhague , Sicilia,…………yo intentaré fugarme al concierto de THE CURE, pero no podré contar nada, silencio administrativo con cláusula de confidencialidad.

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