sábado, 22 de diciembre de 2007

¡Señor, sí Señor!




Siempre he admirado la capacidad de las mujeres para dar la vuelta a la realidad, su facilidad para fabricar hechos que no admiten discusión hasta convencernos de que realmente las cosas han sucedido como ellas las cuentan, cuando dominan este arte , y siempre acaban dominándolo, estás perdido, tu voluntad acaba de ser vencida.

A Laura le encantaba ir al cine, pasión que, aunque con gustos dispares, compartíamos, así que cada miércoles teníamos una cita ritual con alguna sala de proyección, la primera vez ; por supuesto, nobleza obliga, le dije que eligiera ella la película. No recuerdo el título del tostón infumable sensiblero que tuve que engullir estoicamente, sólo sé que fui hasta tres veces al cuarto de baño a lavarme la cara para no dormirme.

A la semana siguiente volvimos al multicine y como pareja moderna de esas que éramos ,que pagan todas las cuentas a medias, me tocaba a mi decidir qué ver; empecé a otear la cartelera dispuesto a elegir algún film bélico, cuando mis ojos se fijaron en el cartel deseado la contestación fue:
_¿Esa? Vale, bueno...

Su cara lo decía todo así que recité el título de mi segunda elección

_Muy desagradable ¿no? De sangre dan asco, pero si tu quieres...

_No, si me da igual , tiene que ser una que queramos ver los dos cariño

Así cinco veces hasta que al final dije el título, casi por eliminación y por acabar rápido, que yo sabía ella estaba deseando oír.

_Vale si esa te gusta, venga voy a sacar las entradas, dame 5 euros para la tuya

Acababan de pasar dos cosas, estábamos en la sala que ella quería pero HABIA ELEGIDO YO como se encargó de recordarme el miércoles siguiente.

Es increíble como este truco tan simple con ligeras variaciones le funcionaba siempre, nunca encontré el modo de rebatirlo, en poco tiempo mi primera elección ya siempre era la suya, así me vi yendo a comprar zapatos de tacón, en espectáculos de ballet, en el palco de una ópera, patinando sobre hielo, en medio de pistas de salsa, en exposiciones de arte conceptual, en conferencias de poesía, en restaurantes minimalistas ... y todo porque era lo que a mí me apetecía hacer, si la policía científica hubiera analizado nuestro mando a distancia no habría encontrado mis huellas en él, y siempre se veía mi canal favorito.

En fin, no es que ella fuera mandona, es que teníamos la inmensa suerte de tener gustos muy similares y poder disfrutar de una relación en la que se hace lo que los dos quieren, a ver si os vais a pensar que me había dejado convertir en un androide.

Besos robóticos

2 comentarios:

winfried dijo...

Dousmars, suenas como si te hubieras casado!! jajaja

Saludos!!

Anónimo dijo...

Dios, me pasa lo mismo con mi señor padre. Tiene el lado femenino muy acentuado, sí.

un besito :)