sábado, 1 de diciembre de 2007

Mi Regalito de Reyes.





Camino en la oscuridad. Comienza el fluyo automovilístico por la calle. “La princesa ha llegado”, piensan todos. Estoy cansada, casi no me ha dado tiempo a maquillarme bien. Esta noche solamente he pasado cuatro trazos por mi cara, el disfraz de pecadora.

Lentamente veo los faros del BW acercarse. Reduce la marcha, abre la ventanilla y una cara me susurra en paralelo.

_60 euros, Princesa.
_ ¿Subo o bajas tú?, contesté.

Una vez en el coche, coloco mi cara delante del espejo superior, para retocarme mis labios. Las ojeras y los trazos de falta de descanso me dan un aire de mujer mayor, pero el brillo de la ansiedad por volver a estar con él, lo disimulan. Veo de refilón sus fuertes brazos girando el volante. No quiere ni mirarme. Bajo instintivamente la falda hacia mis rodillas. Es imposible la inercia y la posición la vuelve a colocar, de forma que mis piernas quedan otra vez desnudas. Vuelo a dirigir mi mirada a su entrepierna.

Mi cuerpo ha vuelto a ser poseído y yo he querido entregar mi alma. Ha sido imposible. No tengo alma, vendería hasta el último de mis anhelos por dejar de ser, pero ya no tengo alma. Me pregunto otra vez caminando: “Si alguna vez la he tenido?
En 1999, luego de años de investigación y estudios, Suecia aprobó una ley que penaliza la compra de servicios sexuales y despenaliza la venta de dichos servicios todo lo contrario de lo que sucede en los Estados Unidos de América. La Administración Bush promocionó normas para oponerse explícitamente a cualquier forma de trabajo sexual, sobre todo acusando a las prostitutas. Actualmente las nuevas circulares del Departamento de Justicia hacen una nueva interpretación de la Ley del SIDA Mundial y de la Ley de Protección de Victimas del tráfico humano. En Australia se creó un sistema de prostíbulos legalizados y regulados, pero hubo tal explosión de ellos que el sistema fue abrumado.

Una encuesta de prostitutas legales, bajo la política de legalización en los Países Bajos, muestra que el 79 por ciento de ellas dice querer salir de la industria del sexo. Y aunque cada uno de los programas de legalización/regulación prometió ayuda para aquéllas que deseaban abandonar la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado significativo. Prostitución: legal. Siempre que no se realice en lugares públicos, y desde junio 2006, en aquellos casos en que la prostituta es víctima de proxenetismo o tráfico de personas.

Ayer por la noche , en la oscuridad de Beiramar , una mujer joven se acercó a mi vehiculo, intentando ofrecerme sus servicios, al igual que la mujer rumana que intentaba limpiarme el parabrisas en Maria de Molina o aquélla ,que solícita , por un euro, se ofrecía a llevarme el carro hasta el coche a las puertas de un conocido hipermercado. ¿Cuántas formas de prostitución hay? ¿Por qué es necesaria la prostitución como forma de ganarse la vida? ¿Deontológicamente, es moral, aceptar la necesidad humana? ¿Tenemos la necesidad imperiosa del dominio y el poder? El mercantilismo ha llegado a la perversa instrumentación de la oferta y la demanda por la especulación financiera y los poderosos consorcios globales? ¿Seremos seres residuales , con efímeras utopías, los que revindicamos una economía moral ? ¿Necesitamos urgentemente otros modelos, otras pluralidades, otros mundos? ¿El falo será un símbolo sexual o de poder?

Como dice mi amigo Y. ¡¡Cuanto nos queda por recorrer y todavía no hemos empezado a caminar!!. Intentaba con ello tranquilizar mi ira, tras la visita a un concesionario de coches, en que el vendedor tras una hora de excelente y profesional dedicación a su labor, me acompaña al coche en el que me había visto llegar, y tras abrirme muy educadamente la puerta, me pregunta si es de mi propiedad. Perplejos nos quedamos, por no decir atónitos. El vendedor quería saber si yo había pagado todas las letras del flamante Mercedes SL 600 descapotable. No podía ser. Como diría una buena amiga mía, ver para creer. Bueno en este caso oír para creer.
Pues no, no. Peor todavía, no era eso lo que rondaba el cerebro de aquel buen vendedor. Sus estudios de mercado y su paso por la Universidad, cada vez más mediocre, por cierto, no habían servido para nada, ante un cliente como yo. Repasó en décimas de segundo otra vez todas las variables. Procesó, y otra vez al punto de partida. Imposible que aquel coche fuese mío. Como una chica como yo iba a tener un V12. Eso. Si, eso y sólo eso era lo que al menesteroso infeliz le quitaría, estoy segura, toda esta noche el sueño. No es que pusiera en tela de juicio mi capacidad económica que como buen becario de la Facultad de Económicas, ya había hecho indirectamente varias alusiones a mi bolso o mis gafas de una prestigiosa marca francesa. No le había pasado inadvertido mi vestido chic y refinado, al igual que el cardenal que lucía ayer en mi abductor. Me había estudiado, disecado, procesado y respondía a una franja de mercado que según él puede acceder a un capricho entre los 40.
Me había estudiado, disecado, procesado y respondía a una franja de mercado que según él puede acceder a un capricho entre los 40.000 euros y los 60.000 euros. Pero la culpa como siempre en este país es del sistema educativo. Si, el profesor de la facultad se había olvidado en sus clases magistrales, de ofrecerles a sus alumnos una buena documentación bibliográfica. Así que a partir de hoy mi admonición sería que muchos de ellos, asistan a sus aulas con el Vogue. Así el pobre vendedor logrará procesar mucho mejor las variables, gracias a los datos.
Recomendación cinematográfica, porque para que leer, por lo tanto “Qué hecho yo para merecer esto “.

Besos automovilísticos.

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